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Hechicero

Fantasmas

Fantasmas Sentado en mi cama recuerdo cuando era demasiado joven y no entendía por qué había que esperar tanto para ser mayor de edad. A los dieciocho superé los ritos iniciáticos y esa fue mi mejor época.

Sé que no es cierto, no fue la mejor. Pero no puedo cambiar el recuerdo de una edad dorada cuando soy yo mismo el que he construido el mito de mi existencia.

El tiempo siguió pasando. Aparecieron los primeros fantasmas. Espectros errantes que no arrastran cadenas, ni llevan sudario. Que no perturban el silencio de la noche con aullidos y golpes sordos. Me dije por primera vez que nunca dejaría de ser joven, de sentirme feliz, de vivir la vida.

Y el tiempo siguió sin detenerse. Conmigo unos crecieron, otros se hicieron adultos, otros han muerto (como Antonio, albañil y poeta). Y otros están atrapados en él, en el tiempo. Siguen siendo hippies a los treinta. Siguen viviendo de ideales, y, en ellos, sigue existiendo la ilusión de que las cosas van a cambiar. Y sí, es cierto que cambian, pero nunca como queremos.

Y la ruleta gira un año, y otro, y otro.

Me levanto y me dirijo a la ventana. Ahí están ellos. Se llama Manuel, o Ángel, o tiene su nombre. También se llama María, o Sonia, o tiene su nombre.

Salen de noche. Aún llegan ahora. ¿Las diez de la mañana?. Duermen de día. Juergas cíclicas y amaneceres de resaca. Y por si fuera poco, el tiempo que viven lo mueren frente al televisor. La caja tonta les ofrece suficiente basura como para aliviar el miedo al futuro. Sin ideales mueren cada día un poco más.

Cierro la ventana.

1 comentario

Anonimo: -

Pienzo que vos es el principal actor de esos pensamientos cuando no sos capaz de hacer nada por vos!!!
Juzga tu vida despues se juez de los demas.
Un saludo "Che"