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Hechicero

Gritos en la noche

Gritos en la noche España es el segundo país más ruidoso del mundo. Sólo nos gana Japón por seis estruendos. Existe una Ley del Ruido, pero que sólo sirve para tener más disposiciones incumplidas que antes de su promulgación.

Una viuda madrileña está planteando acciones para que se reconozca el ruido de la movida como causante de la muerte de su marido. El hombre, ante la impotencia de mitigar la sondas que se colaban en su domicilio, se deprimió de tal forma que acabó fulminado por un infarto.

En mi última salida nocturna pude observar como otros noctámbulos tenían unos extraños comportamientos. Y es que estaban empeñados en auto-realizarse a base de proferir los berridos más estridentes, como los orangutanes que vi en mi visita al zoo de Barcelona, y de causar el mayor daño posible al mobiliario urbano, como las termitas. Se comprende que el nivel de ruido sirva también para medir el nivel de educación de una sociedad. ¡Y ahí somos los segundos!. Por la cola, claro.

Mi vecina del primero, que sufre continuas jaquecas los sábados noche a causa de esos ataques sónicos, me ha comentado que la explicación reside en que cada vez es menor la edad media de quienes trasnochan, y por tanto todo se debe a un problema de infantilismo. Ella a propuesto en el ayuntamiento que estos chicos salgan acompañados de sus padres o de una institutriz. Pero mucho me temo que este organismo haga caso omiso, o más aun, omisísimo, ¿o debería decir oídos sordos?.

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