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Hechicero

¿Has visto mi coche?

Las cafeterías, los bares son lugares de reunión donde se encuentran los vecinos, los amigos y se habla de cosas, a veces de interés. En estos lugares también ocurren historias que rara vez salen a la luz. Lo que os voy a relatar sería de poca credibilidad sino estuviese avalado por el local en el que esta tarde decidí aliviar el frío otoñal con una taza de café.

A esta cafetería, me contaba el camarero, se acercó un cliente habitual la pasada tarde-noche con la intención de pasar un buen rato. Habló largo y tendido con los demás clientes que fueron viniendo y marchando. Pero también le iba metiendo al cuerpo unas cervezas al principio, y unos licores, más tarde. Posiblemente esas combinaciones, no muy amistosas para el equilibrio, fueron las que prepararon el terreno para la desconfianza y el despiste más absoluto.

Cuando ya la cosa iba alta de copas y larga de palabras, nuestro protagonista decidió marchar. Y una vez fuera del local, miro y volvió a mirar, pero no consiguió encontrar su automóvil. Los camareros de la cafetería y otros clientes, que aún quedaban por allí, le sugirieron, entre risas, que debería mirar bien por si acaso.

Pero el hombre, después de volver a mirar, entendió que, o bien alguien se lo robara, o bien alguien se lo había escondido para gastarle una broma. Poco a poco, como la cosa se puso más fea y el coche no aparecía, decidió llamar a la Guardia Civil, que se acercó allí en unos minutos. Después de atender las explicaciones del interesado, los agentes comprobaron que el coche estaba en las inmediaciones. Eso si, nuestro amigo tuvo que volver a casa a pie.

Y?. Fijaros dónde aparcáis el coche antes de una noche de excesos.

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